Obama’s secret weapon

Obama’s Secret Weapons: Internet, Databases and Psychology,
by Sarah Lai Stirland,
Wired.com.
October 29, 2008.

Bienvenido, Mr Obama

Algún día se estudiará en los libros de historia la “Obamanía”, un fenómeno geopolítico sin precedentes, que en los últimos 8 años ha logrado cambiar el tradicional antiamericanismo por una cierta corriente de simpatía, no se sabe si temporal o permanentemente. Resulta imposible encontrar un Presidente norteamericano que durante su mandato, haya alcanzado índices de aprobación por encima del 75% en todos los países europeos. Hoy aterriza en España.

Aunque nuestro país mantiene relaciones diplomáticas con Estados Unidos desde 1785, las visitas del “amigo Americano” no han vuelto  a ser lo mismo desde “Bienvenido Mr Marshall”.  Lo cierto es que desde la visita del Presidente Nixon en 1970, España se ha convertido en destino obligatorio de los Presidentes norteamericanos. Ford, Carter, Reagan, George Bush, Bill Clinton, por dos veces, llegando a veranear en Marbella con el Rey Juan Carlos, George W. Bush y ahora Barack Obama.

Estas visitas despiertan en nuestro país una expectación similar a una visita de los Beatles, Bruce Springsteen o Justin Bieber. Algunos se empeñan incluso en atribuirles consecuencias milagrosas como la llegada de la democracia, o la conversión de un furioso antiatlantista en el máximo promotor del SI a la entrada de España en la OTAN.

Esta vez algunos esperamos que la visita logre el milagro de poner fin al concurso de selfies y fotos casuales celebrado en torno al presidente norteamericano, que  en cualquier cita internacional en la que coincidía con un Presidente español, era objeto de un robado, digno del más reputado paparazzi, en un esfuerzo paradójico por teatralizar una realidad evidente, la magnífica relación existente entre ambos países, tras el paréntesis de los primeros años de Rodríguez Zapatero, con su ofensa infantil a la bandera norteamericana y su retirada sorpresa de las tropas.

La situación es bien diferente, y esta  visita parece un pago obligado por el despliegue del escudo antimisiles de la OTAN en Rota en 2012  y la reciente instalación en la base de Morón, de la base permanente estadounidense de despliegue rápido en África. Además  debe servir de apoyo  para el TTIP, que se encuentra en horas decisivas, en  un momento en que el rechazo aumenta en toda Europa, y empieza a surgir en España en sectores específicos como la agricultura (en torno a productos con menos controles y la negociación sobre la denominaciones de origen) o la ganadería.

Puede haber más temas, y más importantes en la agenda,  pero mucho me temo que la atención estará puesta en si una vez más la visita produce el milagro de la conversión, esta vez en la carne de Pablo Iglesias.

El NYT o la Casa Blanca, ¿quién influye en quién?

El día 11 de octubre, dos meses antes del anuncio de normalizar relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, el New York Times publicaba un editorial sorprendente en el que abogaba de manera directa, y sin motivo aparente, por el fin del embargo. El editorial, coherente con la línea del periódico hasta la fecha, sorprendía por el momento, en plena batalla electoral de las midterms norteamericanas. En una decisión sin precedentes el periódico decidía además publicar una versión integra del editorial en castellano, y el editorial, oportunamente divulgado por los medios de comunicación oficiales y el propio Fidel Castro, recibió un amplio eco en la isla.

Una semana después el periódico insistía en el tema cubano, con otro editorial en el que ensalzaba el papel de los médicos cubanos en la lucha contra el ébola. En lo que se convertía en la segunda de una serie de siete editoriales (que incluían la petición de un canje de prisioneros) que llegarían hasta el día 15 de diciembre, dos días antes del anuncio, cuándo el NYT se refería directamente a la situación de la economía cubana y a cómo Obama con una serie de medidas podría ayudar a mejorar la economía de Cuba.

Lo explicaba unos días antes Ernesto Londoño, editorialista del NYT, a la Cadena Ser. Según el editorialista de origen colombiano, incorporado recientemente al periódico procedente del Washington Post, las editoriales buscaban influir en la administración “en un momento en el que la Casa Blanca va a tener que tomar decisiones”. Además, consciente de la dificultad de que un Congreso republicano levantara el embargo apuntaba a una serie de medidas que podría adoptar de manera directa el Presidente norteamericano: “Puede reanudar las relaciones diplomáticas con Cuba, puede flexibilizar un poco más las restricciones de viaje y los mecanismos para que las personas en EUU envíen dinero a Cuba, tanto a sus familia e inviertan en los nuevos negocios en la isla”.

Como señalaba Carlos Alberto Montaner la sucesión de acontecimientos no parece casual, y la pregunta es si el New York Times ha sido capaz de marcar la agenda de la Casa Blanca, o ha sido esta la que ha ido sembrando de interés e información al equipo editorial del Times para tantear primero y preparar después a la opinión pública norteamericana.

En la entrevista citada, el editorialista del NYT anunciaba que la serie no iba dirigida sólo a Estados Unidos y que continuaría con «una serie de llamados al gobierno cubano”, quedamos a la espera, y confiamos en que la normalización iniciada no incluya el silencio del periódico norteamericano en este tema.

Aquí podéis acceder a los editoriales:

11.10 Tiempo de acabar el embargo:
19.10. La impresionante labor de los médicos cubanos
26.10 Los cambios electorales respecto a Cuba
3.11 Un canje de prisioneros
9.11 Desventuras al derrocar un régimen
17.11 La fuga de cerebros
15.12 La economía de Cuba en una encrucijada.

Elecciones USA 2012: ¿un cambio definitivo?

Se ha escrito mucho sobre las elecciones norteamericanas, los factores claves para la victoria de Obama, el desastre republicano, el uso de las tics (especialmente del BIGDATA). A mi me interesa más mirar al futuro, y ver hasta que punto de los resultados de estas elecciones es posible extraer conclusiones sobre la situación actual de la sociedad norteamericana, y sus consecuencias electorales para los próximos años.

Sobre este tema me han interesado un par de artículos, elaborados desde perspectivas ideológicas muy diferentes:
– Este de Karl Rove en el WSJ
– Este de Andrew Kohut del Pew Research Center, publicado también en el WSJ

– Y éste análisis de Democracy Corps (Carville&Greenberg)

La tesis de fondo fue abordada en 2008 (antes de las primeras elecciones presidenciales que ganó Barack Obama) por Morley Winograd y Michael D. Hais (consultores demócratas con larga trayectoria profesional), que en «Millennnial Makeover» planteaban hasta que punto, tras el dominio ideológico republicano de los últimos 40 años, las circunstancias sociodemográficas y las innovaciones tecnológicas estarían dando paso a una nueva etapa política en Estados Unidos, que se prolongaría al menos durante unos 40 años.

Elementos como los resultados de 2008 y 2012; el voto joven, que en 2008 votó mayoritariamente a Obama; o el peso cada vez mayor de los latinos, también volcados en el candidato republicano serían síntomas de que la próxima etapa debería ser demócrata pero una lectura a fondo de los datos, como la que realizan los artículos anteriores, ofrecen resultados contradictorios. No hay duda que la sociedad norteamericana está cambiando de manera importante, y no hay duda que hoy en día son los demócratas los que mejor representan esos cambios, pero, frente a lo que pueda parecer, se trata de elementos que no se contradicen frontalmente con los principios del partido republicano por lo que, mi impresión, es que no podemos dar el partido por finalizado.

Os comparto la presentación que, dando vueltas a estas ideas, hice hace unos días en la Universidad de Navarra: