Hoy, durante la comparecencia de Mariano Rajoy ante la Junta Directiva Nacional del Partido Popular, se han producido una serie de coincidencias que, en mi opinión, son algo más que meras casualidades. La cuenta oficial del Partido Popular en twitter ha ido informando de las propuestas para ocupar cargos de responsabilidad en el Congreso y el Senado que el Presidente del Partido Popular, y futuro Presidente del gobierno, iba anunciando, con un retraso de 3 o 4 minutos sobre la información que iban proporcionando los propios miembros de la JDN, los periodistas, que seguían la información desde la sala de prensa, e incluso los ciudadanos que podían seguir la intervención en streaming. En esta información ha llegado incluso a confundir, desde la cuenta oficial, una de las propuestas, la portavocía del Senado, que ha sido atribuída durante algún tiempo a un supuesto José Manuel Garrido, en lugar de a la persona señalada por Mariano Rajoy en su comparecencia, José Manuel Barreiro. La cosa no tendría más importancia que la que tiene un simple error tipográfico (o del corrector de twitter) si no pusiera de manifiesto lo que en mi opinión hay detrás, la falta de comunicación. Esta idea se refuerza aun más con otros dos detalles: el anuncio realizado por el gabinete de prensa, antes de la Junta Directiva Nacional, de la comparecencia de Jorge Fernández tras la reunión, y el retraso con el que se han enviado los curriculums de los “elegidos”, cuando la mayoría de los medios habían publicado su propio perfil (made in efe o Wikipedia), como si los hubieran tenido que elaborar en ese momento. Da la sensación de que el equipo de comunicación, que gestiona la cuenta de twitter, y el de prensa, que envía las notas de prensa, se hubieran enterado de las noticias a la vez que el resto de los ciudadanos, sin tener tiempo para preparar bien su trabajo.

En mi opinión estas dificultades son consecuencia no de la capacidad de los equipos, que está fuera de cuestión, sino de la confianza, la falta de, o el lugar que el líder popular otorga a la comunicación en su orden de prioridades. Si no me equivoco en mi diagnóstico, es lógico que esta forma de trabajar de lugar a una comunicación habitualmente reactiva, de juego corto; brillante, a veces; excesiva en sus formas, otras…

De ahí que resulte especialmente paradójico que en las escasas intervenciones públicas del próximo Presidente del Gobierno haya una referencia continua a la necesidad de hacer pedagogía, esforzarse en explicar la situación y las medidas que deberá adoptar el próximo gobierno a los ciudadanos. De momento parece que esos deseos no se corresponde con la práctica habitual de la comunicación en el Partido Popular y así será difícil conseguir marcar la agenda en una legislatura cuyo resultado dependerá, en gran medida, de la gestión de la comunicación.